NOCHES DE TEATRO. IVÁN KARAMÁZOV.


teatro
IVÁN KARAMÁZOV
FERNANDO DELGADO
JORGE GÓMEZ
teatro en VCH34   ————–  sábado 21
21.30h
Antes, cena y bebida a placer.



Cae el telón. En la basura, que de eso no gastamos.

Teatro a punto de morir. Un escritorio, una lámpara, un movimiento. Un ojo que mira. El artificio se fue con el telón.

Silencio agudizado, a la espera de lo inminente, momento de experiencia compartida. Un esbozo de significado.

Prende una luz. Y por no más de una fracción de segundo, en la común conciencia de todos los presentes, por una vez todos concrentrados en una misma cosa.


“—…¿Por qué te inquieta tanto que me vaya? —dijo Iván—. Todavía nos queda mucho tiempo, casi una eternidad.

—¿Una eternidad, marchándote mañana..?”


No hay más norma o regla que la lógica que uno se imponga. Y como de lógicas entendemos más bien poco hacemos teatro como gustamos, con nuestro poco que es mucho; sillón de la abuela y estufa descaradamente incandescente a la espera de un alguien caminando en escena.


Y la magia, la que surja sin mandarla.




“No hay para el hombre deseo más acuciante que el de encontrar a un ser en quien delegar el don de la libertad que, por desgracia, se adquiere con el nacimiento. Mas para disponer de la libertad de los hombres hay que darles la tranquilidad de conciencia. El pan te aseguraba el éxito: el hombre se inclina ante quien se lo da (de esto no cabe duda); pero si otro se adueña de su conciencia, el hombre desdeñará incluso tu pan para seguir al que ha cautivado su razón. En esto acertaste, pues el secreto de la existencia humana no consiste sólo en poseer la vida, sino también en tener un motivo para vivir. El hombre que no tenga una idea clara de la finalidad de la vida, preferirá renunciar a ella aunque esté rodeado de montones de pan y se destruirá a sí mismo antes que permanecer en este mundo. ¿Pero qué hiciste? En vez de apoderarte de la libertad humana, la extendiste. ¿Olvidaste que el hombre prefiere la paz a incluso la muerte a la libertad para discernir el bien y el mal? No hay nada más seductor para el hombre que el libre albedrío, pero también nada más doloroso.”



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