1/
de paso a la ya tan y en la portada
deste libro pequeño: un torrente en blanco y negro. Libritorrente. Espuma
blanca, aguas negras. Agitación. Energía cinética.
de paso
a la ya tan y en la primera página el dibujo de una
centáuride, en señal de lo que va a suceder: metamorfosis e hibridez entre lo
humano y lo animal ‒ o el
recordatorio de que somos animales.
Luego,
las tres partes o movimientos: flujos,
caminos, trayectorias, enhebradas por esta inscripción: si hablo es porque tengo algo que se rompe.
2/
La ruptura pone en movimiento y engendra flujos, la ruptura de salir a los
caminos, la ruptura permanente de las trayectorias de trenes y demás, la madeja
de los desplazamientos entreverada en una cartografía de los pasos rumbo a.
de paso
a la ya tan o el
segundo de estar en ágil marcha, y FLUJOS la fuga de una cárcel o todo lo
que sea palacio de lacultura o sanatorio o algún que otro curro ingrato a decir
terror. Aun en el dilema y la indecisión, el animal que habla nunca sale por donde entra ‒ Lalo Cura
salta al otro lado del muro, sabe que no se pertenece y que el torso del signo se
desnuda, la duda recrece y, sin eclipsar el movimiento, es asimismo vaivén,
aunque el flujo no sea fluidez. El flujo no es fluidez y puede ser que esto
provenga del problema de la precisión,
cómo
aproximarse exacto a algo
indefinidamente
enorme
pero sin
cercarlo ni el recuerdo
sino el
estar expuesto así en
la
escalera
El animal se pregunta por la precisión. Y el
gesto de responder es el delirio. La suspensión, el vilo, la foto de un pie
suspendido antes de pisar la calle, y una vez allí, fuera, el acecho del
suicidiario como lugar cualquiera de traspaso ‒ una
plataforma en lo alto de un edificio isósceles o el andén del metro. La
escritura arriesga quemarse y se siente deshacer en desgracia y egoísmo pero
sigue y se reencuentra, en el aprendizaje. Eso, la escritura no es demostración
sino aprendizaje, de paso a la ya tan.
Como cuando hablamos de algo que siempre está allí y que sin embargo no es
claro, está en vilo, por nombrar, por ser escuchado: lo que se tiene y no se sabe hay que descubrirlo pronto.
3/
CAMINOS las y los que caminan por el libro ‒ mujeres, viejos, niños, locos, monstruas, el camino siendo multitud.
Trenes las TRAYECTORIAS, el cambio de un minuto a otro y tan adentro.
PASO los pies desnudos.
4/ Sueños y metamorfosis. Como cuando se
agarran el lagarto y el perro blanco, o cuando una mujer y una grulla se
golpean. Quedan hechos bolsa. Testigos desto son Ovidio y Apuleyo: la
metamorfosis sobreviene después del trauma, o sea, la transformación ocurre a
través de la herida, o sea, hay lo que no se puede saber sin sufrir. Pero
también, cuanto más radical la metamorfosis, más se presenta como sueño o
delirio a los ojos del statu quo, algo irrealizable, absurdo, a pesar de que solo
el sueño o el delirio alcanzan la intensidad y la demencia de lo real histórico,
con toda su arbitrariedad luminosa y trágica.
5/
El montaje (la vida vuelta escritura) da un relato, o reto, astillado. La experiencia
y la acción discurren intermitentes, como si una parte de la sintaxis se volviera
pintura y gesto, empotrando el sentido en la materia misma del lenguaje. O de
ser solo música: atonal y polirrítmica, corrientes de texto y de textura.
Uno desos gestos, más que secreto, veloz, es el
de teñir fondo, pintar el tiempo compartido y teñir fondo, fuera, en las calles
y escaléricas, como dice. Y teñir la cueva. Teñir fondo, hacer fuego, confiar. Y
teñir fondo para tener las fuerzas de desfiar. Pero seguir tiñendo fondo y dar
ámbito a la acción, aclarar ángulos, algunos. Teñir un fondo de voces y capas
de voces que no respetan la inmovilidad.
6/
Invención de precursores, sin entrar en etcéteras. Pero invención de
precursores, no intertextualidad, es decir, cierta idiosincrasia que es posible
trazar en el cielo, desde el libro, como catasterismo del aguante y los sueños
de Patti Smith, del fósforo asistémico en las pupilas de Elvira Hernández, de los
crispados collages antitotalitarios de Herta Müller, de la jeta y el delirio de
Mario Santiago, de la tartamudez de Beckett, de la charla digresiva o doxa multifocal
de Ashbery/
7/
Esta vez, al terminar ensamblo con una pregunta la inscripción del comienzo y
la dedicatoria final:
‒si hablo es porque tengo algo que se rompe
‒y a quién hablas?
‒a todxs
lxs que entre rejillas de calor caminan y matan hambre
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