A.C.I.D. jueves 5 diciembre 21.30h.


Desde 1988, la cultura rave ha sido la ultima gran explosión cultural que se ha vivido en Europa y Estados Unidos. Especialmente en los primeros noventa, desde Valencia a Blackburn, pasando por el Berlín reunificado, discotecas de capa caída y almacenes industriales se llenaron de jovenes, y no tan jovenes, que encontraron en el baile y en la nueva música electrónica no sólo una catarsis hipnótica sino también una forma reconstrucición comunidades y sociabilidades en medio de unos paisajes sociales que salían de la reconversión industrial para encontrarse con la precariedad de masas.
En muchos casos con unos niveles de autogestión insólitos en la música popular contemporánea, las raves, el bakalao y el techno supusieron todo un desafio a la cultura mainstream que, en el caso más señalado, en Inglaterra llegaba a concentrar entre 20.000 y 85.000 personas en fiestas ilegales y que, en 1994, provocó que el gobierno inglés promulgara una ley que prohibía los "beats repetitivos" en el espacio público. Más cerca, en Valencia, un fenómeno innovador, rupturista y de masas como el bakalao era  criminalizado en la prensa y arrinconado como una expresión de marginalidad que molestaba a la autocomplaciente cultura progre. Desde entonces, la cultura rave ha seguido funcionando en el underground, frente a una cultura de club cada vez más comercializada, siendo el caldo de cultivo para cientos de nuevos estilos y su espíritu ha saltado a Africa y América Latina, donde fusionada con sonidos locales, goza de una excelente salud.

En la noche del 5 de diciembre nos proponemos recuperar el latido rebelde de las raves y el bakalao con dos proyecciones, High on hope, un excelente documental que lo que fue este movimiento social y cultural en Inglaterra devastada por la contrarrevolución thatcherista acompañado por el mítico documental sobre las discotecas de Valencia que emitió Canal + en 1993. Y, como no, luego bailaremos.

Y además, estreno en Madrid, de Troll Face

The Troll Face demuestra lo que un grupo de monos con chistera puede
hacer en tuitel. Liarla parda sin demasiado esfuerzo.Aunque hay casi tantas posibilidades de trolling como usuarios de Twitter,  The  Troll Face sólo practica el trolleo hacia arriba: no le vemos la   gracia  a vacilar al más débil. En la medida en que políticos, bancos,   intelectuales y demás indeseables creen que las redes sociales son un    terreno en el que mostrarase “cercanos”,“accesibles”... nosotras les   tomamos la palabra, cogemos confianza y okupamos sus cuentas... temporalmente. Presentamos una pequeña muestra de lo que hemos hecho  el  último año. No somos las primeras en hacerlo. Ni las más conocidas. Ni las más innovadoras. Tal vez sí las mejores. Sólo lo hacemos por el dinero, la fama y unas risas.



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