AUTONOMÍA Y COLECTIVIDAD

El sábado 15 de Enero, a las 19h nos reuniremos en Vaciador34 para tratar temas de autogestión, educación, agroecología, alimentación, relación urbano-rural...

Varias compañeras comentarán cómo están aprendiendo a llevar una vida lo más libre, sostenible y autónoma posible en sus diferentes proyectos, con nuevos objetivos vitales y nuevas conciencias al margen de lo establecido.

Las personas invitadas a exponer sus proyectos son: Vaciador34, Lara y Víctor (recientes nómadas), Manuela (Madre de Día Waldorf) y Beatriz (Ajoloko y reciente campesina).

Como cierre, una Mesa Abierta sobre otras experiencias o ideas (las vuestras) donde el diálogo nos lleve juntas a desarrollar propuestas de acción social sobre los temas tratados u otros que puedan surgir.

¿Por qué?

Da vergüenza repetir una obviedad: El mundo está en crisis.

Más vergüenza aún da tratar de resumirla: La naturaleza está en crisis (envenenamiento del agua, del aire, de los suelos; profundísima disminución de la biodiversidad; insostenibles cantidades de residuos tóxicos; agotamiento de los recursos naturales no-renovables; calentamiento climático causado por una desmedida emisión de gases nocivos a la atmósfera…). La sociedad está en crisis (guerras neoimperialistas; guerras civiles; inanición y pauperismo; tortura y control policial; sobrevigilancia; sobreproducción; sobreconsumo opulento en el Norte; subconsumo en el Sur; inédita proliferación de mecanismos de acumulación por desposesión; feminicidios e infanticidios; privatización desenfrenada de los recursos de subsistencia, de los servicios sociales, del arte, de los patrimonios culturales y de los saberes tradicionales; recesiones financieras; paro; trabajo esclavista; precarización absoluta de las condiciones laborales y vitales...). La vida está en crisis.

Nuestras vidas, y el futuro que nos presentan para ellas, están en crisis...

...y nosotras no creemos en las “soluciones” que se nos imponen desde arriba (desde los gobiernos neoliberales, desde el neoimperialismo de EEUU y la UE, desde el Banco Mundial, la OMC, el FMI...). No creemos en los derechos de propiedad intelectual, que llegan al extremo de permitir a las multinacionales patentar material genético, plasma de semillas y una importante cantidad de recursos biológicos cruciales para la subsistencia de poblaciones enteras; ni creemos en la privatización de recursos naturales de primera necesidad (como el agua y la tierra); ni creemos en el crecimiento de la biopiratería y del biopillaje de las multinacionales farmacéuticas para apropiarse de recursos genéticos; ni creemos en la proliferación de la agroindustria transgénica y todo lo que ésta conlleva; ni creemos en la mercantilización indiscriminada de todas las esferas de la naturaleza ni en el bloqueo de las formas de producción agrícola no intensivas; ni creemos en la mercantilización de las expresiones, saberes y patrimonios artísticos y culturales; ni creemos en la empresarización y privatización de instituciones públicas como la sanidad y la enseñanza; ni creemos en el desmantelamiento de los sistemas reguladores encaminados a la protección de los trabajadores y las trabajadoras (liberalización del despido, aumento de la edad de jubilación, aumento del número máximo de horas semanales de trabajo permitido, etc.); ni creemos en la cesión al dominio privado de conquistas públicas de la lucha de clases como el derecho a una pensión, a asistencia médica pública y gratuita…

Pero ante todo, no creemos en la posibilidad de que nuestras vidas puedan verse realizadas en tanto que “esclavos voluntarios” dentro de esta maquina, de este molino ciego que no hace otra cosa que engendrar muerte y mediocridad. No creemos en una vida centrada en la necesidad de “vender nuestra fuerza de trabajo”, y de vendérsela precisamente a nuestros peores enemigos.

Es importante entender por qué no creemos en estas cosas. Es importante entender que no estamos solas, que somos muchas las que estamos cansadas de que la mercantilización de todo y la maximización del beneficio sean tomados como los objetivos centrales de la sociedad, el centro a partir del cual han de girar las relaciones humanas.

Y nos negamos a seguir jugando a ese juego.

Porque sabemos que existen otros mundos posibles, y que ya hay millones de manos trabajando juntas desde todos los puntos del planeta para materializarlos. Porque somos conscientes de lo importante que resulta entender que podemos vivir de otra(s) manera(s). Y esa conciencia nos une, nos enciende, nos despierta, nos agita, nos hace fuertes.

Vivir de otra manera...

Para vivir de otra manera tenemos que ser capaces de emanciparnos de la oficial. Tenemos que cogernos fuerte de las manos, organizarnos, rompernos juntas la cabeza para comprender cómo podemos hacerlo. Por eso hay que hablar de auto-suficiencia.


¿Cómo?

Algunas de nosotras hemos tomado un viejo taller industrial y lo hemos convertido en un hogar y en un espacio maravilloso para concebir otras formas de vivir, de expresarse, de pensar. Por el camino hemos aprendido a construir muros, a poner suelos de madera, a insonorizar una sala de música, a hacer instalaciones de fontanería, y estamos dispuestas y deseosas de compartir ese espacio y esos conocimientos con el resto.

Otras estamos viajando para conocer de cerca los movimientos sociales que, de un lado a otro del planeta, trabajan cada día por instaurar en los márgenes del capitalismo global pequeños espacios comunitarios basados en principios radicalmente distintos a los imperantes en la sociedad de mercado. Por el camino estamos observando y aprendiendo muchas cosas sobre cómo producir de forma autónoma y ecológica nuestra propia comida, sobre cómo se puede resistir frente a la depredación de las multinacionales, sobre cómo se puede okupar un pueblo abandonado, sobre cómo tratar los nuevos problemas que surgen cuando la gente intenta salir de su regia individualidad y construir una vida en común... Este viaje sólo tiene sentido porque sabemos que lo que descubrimos cada día será (es) útil para todas.

Otras ya somos campesinas, ya estamos metidas de lleno en la aventura de producir alimentos y distribuirlos localmente, sin intermediarios, a través de cooperativas de consumo, grupos de responsabilidad compartida... Queremos hablarte de lo que significa todo esto, queremos ayudarte a emanciparte de los supermercados; a hacer que lo que comes, la forma que tienes de conseguirlo y la forma que tienes de consumirlo sean coherentes con aquello en lo que crees.

Otras estamos viviendo en edificios okupados y cooperamos activamente en centros sociales. Podemos hablar de las grietas legales, de cómo se abre una cerradura, de cómo localizar los edificios vacíos, de cómo puede funcionar una buena asamblea, de formas posibles de organizar la autogestión de un espacio y de una comunidad...

Otras no hemos hecho cosas tan “espectaculares”, pero hemos leído, hablado, pensado. Y sí, sabemos arreglar un ordenador, o diseñar una casa, o coser, o preparar una comida deliciosa, o contar un cuento, o criar niños, o hacer un documental, o hablar en francés, o bailar, o tocar el piano, o montar en bicicleta... Conocemos recetitas que podemos y queremos compartir.

Otras simplemente tenemos ganas, energía y un cuerpo-cerebro más que sumar a la causa.


¿Por qué perdernos todo eso?

Todas tenemos mucho que decir y mucho que escuchar. Hay infinitas cosas que podemos hacer. Por eso queremos unirnos, compartir lo que sabemos, organizarnos para saber mucho más e ir materializando todos esos conocimientos, ideas e intuiciones. Queremos que esta primera reunión sea un detonante.

¿Por qué una reunión? ¿Qué esperamos de ella?

Desde algún punto hay que empezar... Queremos que esta reunión sea un detonante, el principio de un pequeño grupo desde el que verdaderamente empezar a trabajar juntas.

Unas y otras nos conocemos, hemos compartido intensas intuiciones, rechazos de lo intolerable, análisis, conexiones, visiones, ideas, deseos... Y no queremos que toda esa potencia se quede atrás, se anule de golpe como meros “sueños de juventud”... Queremos invertir la balanza con la que habitualmente se mide el peso de las cosas. Queremos hacer nuestra realidad, y no ser arrastrados por esa otra que nos imponen a gritos en cada esquina de este sistema capitalista y patriarcal. Queremos bajar del tren del “desarrollo”, dar la espalda a sus irrisorias quimeras... Queremos sentarnos juntas en un margen... y compartir, relacionarnos de otra manera. Queremos hablar de esa otra manera, queremos imaginarla juntas, queremos ir conformando una visión... y materializarla.

Esperamos de esta reunión que nos sorprenda; que nos aporte a todas energía y ganas de ponernos en marcha, de trabar discursos y materializar realidades, de no perdernos de vista y, eventualmente, sumar fuerzas para... Concebir la vida juntas. Algunas volviendo a la tierra. Otras desde centros autogestionados, sirviendo de puente en la ciudad. Otras desde el nomadismo, sirviendo de puente en el aire. Otras desde una música rebelde. Pero todas luchando, desde la autosuficiencia, por recuperar esa capacidad para organizarnos espontáneamente e instituir relaciones no contractuales entre los individuos que la sociedad de mercado nos arrebata cada día; por reinventar la posibilidad de construir un mundo en que no seamos átomos en competencia, sino un gran cuerpo en cuyo interior se desarrollan nuestras singularidades a través de la cooperación y la ayuda mutua en la producción y reproducción de vida compartida.

1 comentario:

  1. Muchísimas gracias por hacer este tipo de iniciativas.
    Nos vemos allí este sábado.
    Un beso a la panda, N.

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